En la novela Ceguera de Elias Canetti, ¿qué tan cercanas son las relaciones de Kien con otros personajes a la idea de Sartre de que “los otros son el infierno”?
En la novela de Elias Canetti, Ceguera (Die Blendung, 1935), las relaciones de Peter Kien con otros personajes coinciden sorprendentemente con la frase de Jean-Paul Sartre: “los otros son el infierno” (L’enfer, c’est les autres). Esta famosa cita de Sartre, en su obra Huis Clos (1944), enfatiza que el encuentro del individuo con el otro crea un conflicto existencial y que este encuentro amenaza la libertad. Las relaciones de Kien con personajes como Therese, Pfaff y George reflejan profundamente esta tensión existencial; Sin embargo, la novela de Canetti presenta una perspectiva específica sobre la soledad individual y la alienación social al considerar el marco filosófico de Sartre en un contexto más grotesco, absurdo y modernista. Esta respuesta examinará las relaciones de Kien en detalle a la luz de la filosofía existencial de Sartre, especialmente a través de los conceptos de “la mirada de los otros” (le regard), la libertad y la autenticidad.
El concepto de Sartre de “El infierno son los otros”
Según la filosofía existencial de Sartre, el individuo crea su propio significado como ser libre; Pero esta libertad está amenazada por la presencia de otros. En L’Être et le Néant (1943), Sartre desarrolla el concepto de “mirada”: la mirada del Otro objetiva al individuo, lo reduce de ser un “para-sí” (pour-soi) a un “en-sí” (en-soi). Esta objetivación restringe la libertad del individuo y lo hace dependiente del juicio del otro. En Huis Clos, los personajes pierden su identidad bajo la mirada de los demás, y la presencia de los otros inhibe su capacidad de definir libremente su propio ser. La frase “el infierno son los otros” enfatiza la inevitabilidad de esta objetivación y conflicto mutuos.
Dinámica sartreana en las relaciones de Kien
En el centro de Ceguera, Kien es un intelectual que vive en un mundo que ha construido en su propia mente, adorando el conocimiento y la soledad. Su biblioteca es como una metáfora de la existencia “para sí” de Sartre: Kien intenta crear libremente su propio significado a través de los libros. Pero sus relaciones con otros personajes, como Therese, Pfaff e incluso George, surgen como una serie de encuentros existenciales que amenazan esta libertad. Examinemos estas relaciones a la luz de la filosofía de Sartre:
- Teresa y la visión objetivante
Therese es un personaje rudo y materialista que es la criada de Kien y más tarde su esposa. La relación de Kien con Thérèse es un ejemplo concreto del concepto de “mirada” de Sartre. Therese ve a Kien simplemente como una herramienta; Su riqueza y estatus son objetos que Teresa utiliza para satisfacer sus propios deseos. En la mirada de Thérèse, Kien deja de ser un “saber” o un ser “para sí” y es objetivado como “marido” o “propiedad”. Esto encaja perfectamente con la descripción de Sartre de la restricción de la libertad del individuo a través de la mirada del otro.
Al mismo tiempo, Kien también objetiva a Therese. Niega la subjetividad de Teresa, viéndola como un “peligro” o un “ser ignorante”. Esta objetivación mutua es similar a la dinámica entre los personajes de Huis Clos de Sartre: cada lado se niega a reconocer la subjetividad del otro, y esto crea una especie de infierno existencial. Las amenazas de Therese contra la biblioteca de Kien (su deseo de vender los libros) son un ataque directo al mundo de significado que forma la base de la libertad de Kien. En términos de Sartre, la existencia de Teresa destruye el “proyecto” de Kien (la existencia auténtica basada en el conocimiento).
- Pfaff y la cosificación a través de la violencia
El portero Pfaff es otra figura subversiva que entra en el mundo de Kien. La naturaleza salvaje, manipuladora y materialista de Pfaff contrasta marcadamente con el mundo intelectual de Kien. Pfaff objetiva a Kien al verlo simplemente como un “inquilino” o una “fuente de efectivo”. En la filosofía de Sartre, la forma en que el otro objetiva al individuo se expresa a veces a través de la violencia física o simbólica. La influencia de Pfaff sobre Kien es una forma tanto física como psicológica de dicha violencia: Pfaff se infiltra en la casa y en la mente de Kien, restringiendo su espacio de libertad.
La respuesta de Kien a Pfaff es intentar negar completamente la existencia del otro. Según Sartre, el individuo desarrolla diversas estrategias para escapar de la mirada del otro; Una de ellas es ignorar a la otra. Sin embargo, el esfuerzo de Kien fracasa porque la presencia de Pfaff abre una brecha en el propio mundo de Kien. La idea de Sartre de que “el infierno son los otros” es evidente aquí: Pfaff impone su presencia como una amenaza a la soledad y autenticidad de Kien, y Kien no puede escapar de este conflicto existencial.
Jorge III y la empatía engañosa
Aunque el hermano de Kien, George, aparece como una figura menos destructiva en la novela, su relación con Kien también conlleva una tensión sartreana. George, como psiquiatra, intenta comprender a Kien; Sin embargo, este esfuerzo por “comprender” conlleva el riesgo de objetivar la subjetividad de Kien como “caso” o “paciente”. En la filosofía de Sartre, incluso el esfuerzo del otro por “comprender” al individuo puede restringir la libertad de éste, porque este esfuerzo reduce al individuo a una determinada categoría. El acercamiento de George a Kien implica una especie de empatía engañosa; En lugar de apoyar el propio proyecto de Kien (su biblioteca y su devoción por el conocimiento), intenta devolverlo a la “normalidad”.
Esta dinámica es similar a los esfuerzos de los personajes de Huis Clos de Sartre por “salvarse” unos a otros. La presencia de George actúa como un espejo para Kien; Sin embargo, este espejo refleja la imagen que George ha creado de Kien, no la propia imagen de Kien. En términos de Sartre, la mirada de George reduce a Kien a la posición de “para el otro” (pour-autrui) y amenaza su libertad.
Diferencias con la filosofía de Sartre
Si bien las relaciones de Kien son en gran medida paralelas a la idea de Sartre de que “el infierno son los otros”, el enfoque modernista y absurdista de Canetti presenta esta dinámica de una manera más caricaturesca y tragicómica. Mientras que los personajes de Sartre experimentan conscientemente sus conflictos existenciales, la tragedia de Kien es que no logra comprender plenamente estos conflictos. Kien, similar al concepto de “mala fe” de Sartre, rechaza la responsabilidad de su propia libertad y se encierra en sus libros. Sin embargo, Canetti procesa el rechazo de Kien en un estilo grotesco e irónico en lugar del tono filosófico analítico de Sartre.
Además, en la filosofía de Sartre, aunque la existencia del otro amenaza la libertad del individuo, también proporciona un espejo para que el individuo se defina a sí mismo. En Ceguera, la presencia de otros, en lugar de ayudar a Kien a construir su identidad, acelera su destrucción. Therese, Pfaff y George funcionan como fuerzas alienígenas que invaden el mundo de Kien; Esta es una imagen más pesimista que la idea de Sartre de que el conflicto con otros puede tener un aspecto productivo.