En Germinal de Émile Zola, Etienne Lantier dice: “¡No somos esclavos! ¡Pasamos hambre, morimos, y ellos quieren más!” ¿Tiene razón en su protesta?
- Desde una perspectiva ética: justicia y explotación
El grito de Lantier es una apelación directa al concepto de justicia. La justicia ha sido una de las piedras angulares del pensamiento filosófico desde Platón hasta Rawls. En La República, Platón define la justicia como el hecho de que cada individuo reciba lo que merece y que el orden social funcione en armonía. Pero en el mundo de Lantier, los mineros están lejos de ser recompensados por su sudor. Los bajos salarios, las condiciones de trabajo peligrosas y la falta de necesidades básicas socavan la dignidad humana de los trabajadores. Esta situación también contradice la filosofía ética de Kant. En su Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Kant sostiene que cada individuo es un fin en sí mismo y nunca debe ser utilizado como un medio. Pero los patrones ven a los trabajadores simplemente como herramientas para maximizar las ganancias, lo cual no tiene en cuenta la autonomía ni la dignidad de los trabajadores.
La declaración de Lantier “no somos esclavos” apunta directamente a esta violación ética. La esclavitud es la conversión de un ser humano en instrumento de otro ser humano; La situación de los trabajadores es una forma moderna de esclavitud bajo la apariencia de trabajo asalariado. La teoría de la plusvalía de Karl Marx en El Capital explica el mecanismo de esta explotación: el trabajo del obrero es usurpado para beneficio del patrón, mientras que al obrero se le paga un salario mínimo sólo para sobrevivir. La razón de Lantier reside en revelar que este sistema comete un crimen ético al usurpar el trabajo y la humanidad del trabajador.
- Filosofía política: lucha de clases y libertad
La rebelión de Lantier también está relacionada con los conceptos de lucha de clases y libertad en la filosofía política. En la Fenomenología del espíritu de Hegel, la dialéctica amo-esclavo muestra que la libertad sólo es posible a través del reconocimiento mutuo. Pero en el mundo de Lantier, los jefes no conocen a los trabajadores; los ve simplemente como un factor de producción. Esto quita a los trabajadores su libertad y su derecho a la autorrealización. La afirmación de Lantier “nos morimos de hambre, morimos” va más allá de la existencia biológica y expresa la necesidad de que los seres humanos sean reconocidos como seres políticos, como enfatizó Arendt en La condición humana. Los trabajadores luchan no sólo por sobrevivir, sino también por ser reconocidos como seres humanos y contribuir a la sociedad.
Como afirmaron Marx y Engels en el Manifiesto Comunista, la lucha de clases es el motor del cambio histórico. La convocatoria de huelga de Lantier fue un punto de inflexión en esta lucha. Pero esta lucha no es sólo económica, sino también existencial. Las reivindicaciones obreras representan una violación del contrato social que Rousseau defendió en El contrato social: si la sociedad no garantiza el bienestar y la libertad de los individuos, este contrato ya no es válido. La rebelión de Lantier es un intento de renegociar este contrato.
- Dimensión existencial: la dignidad humana y la búsqueda de sentido
Las palabras de Lantier también resuenan a nivel existencial. Como destaca Camus en El mito de Sísifo, el hombre busca sentido en un mundo absurdo. La situación de los trabajadores es una manifestación concreta de este absurdo: el trabajo por sí solo no basta para sustentar la vida; Los patrones exigen más, sin tener en cuenta el trabajo y la vida de los trabajadores. La afirmación de Lantier “todavía quieren más” critica la naturaleza insaciable del sistema capitalista. Esto es un desafío al concepto del “último hombre” del que habla Nietzsche en Así habló Zaratustra; Los trabajadores se niegan a ser reducidos a un ciclo de mero consumo y supervivencia.
La rebelión de Lantier es una postura existencial para la preservación de la dignidad humana. Como sostiene Sartre en El ser y la nada, el hombre define su libertad a través de sus acciones. Al organizar huelgas y oponerse a la explotación, Lantier permite a los trabajadores pasar del papel de víctimas pasivas a convertirse en sujetos libres. Este es también un intento de los trabajadores de crear su propio significado: eligen escribir sus propias historias, no sólo ser parte de la máquina de ganancias de los patrones.
- Los límites de la rectitud de Lantier
Un análisis filosófico debe tener en cuenta las limitaciones de las acciones de Lantier al cuestionar su legitimidad. Étienne es un líder idealista, pero como se muestra en Germinal de Zola, el movimiento de huelga conduce al caos y a la violencia. Esto nos recuerda el argumento de Hobbes sobre el orden social en Leviatán: la estabilidad social puede requerir el sacrificio de las libertades individuales. ¿Podrían las justificadas exigencias de Lantier, en la práctica, conducir a la sociedad a una destrucción aún mayor? Además, como señalaron Adorno y Horkheimer en Dialéctica de la Ilustración, los movimientos revolucionarios pueden transformarse en una nueva forma de dominación. ¿El liderazgo de Lantier conlleva ese riesgo?
Sin embargo, estas limitaciones no desvirtúan el argumento fundamental de Lantier. Su grito es una exigencia universal de la humanidad: libertad, justicia y dignidad. Esta demanda se dirige no sólo a los mineros de la Francia del siglo XIX, sino a los oprimidos de todos los tiempos.