¿Cuál es el defecto trágico de Hamlet?

Hamlet de Shakespeare no es sólo una tragedia de venganza, sino también un texto filosófico que ahonda en las profundidades de la conciencia humana. El defecto trágico de Hamlet (hamartia) no es simplemente un error en el sentido aristotélico, sino una contradicción existencial y una paradoja de la conciencia moderna. Este defecto está determinado por su tendencia a pensar demasiado, su naturaleza melancólica y la brecha entre la acción y el pensamiento.

  1. Pensamiento excesivo e inacción: “Parálisis consciente”

La característica más distintiva de Hamlet es que analiza todo en profundidad y este análisis lo condena a la inacción. Esta condición se llama “parálisis por análisis” en la psicología moderna. Por ejemplo, a pesar de tener numerosas oportunidades de matar a Claudio, es incapaz de actuar, cuestionando las implicaciones morales, religiosas y existenciales de esta acción.

“Así la conciencia nos hace a todos cobardes;
Y así el tono nativo de la resolución.
“Está enferma con el pálido tono del pensamiento.” (III.1)

Estas líneas muestran cómo la conciencia humana inhibe la acción. La afirmación de Descartes “Pienso, luego existo” (Cogito, ergo sum) se invierte en Hamlet: “Pienso, luego existo”. Esta situación también coincide con el concepto de “ansiedad” (angst) de Kierkegaard: una persona que es consciente de su libertad y de sus elecciones evita la responsabilidad de sus acciones.

  1. Melancolía y nihilismo: el colapso del sentido

La tragedia de Hamlet no surge sólo de su indecisión, sino también del vacío existencial en el que se encuentra. La muerte de su padre y la traición de su madre sacuden su fe en el mundo.

“¡Qué cansado, rancio, plano e inútil!
¡Me parecen todos los usos de este mundo!(I.2)

Estas palabras muestran que Hamlet está en una depresión nihilista. Al igual que la afirmación de Nietzsche de que “Dios ha muerto”, para Hamlet los valores se han derrumbado. Por lo tanto, incluso una tarea tan simple como la venganza pierde sentido. Como en “El mundo como voluntad y representación” de Schopenhauer, para Hamlet la acción es un esfuerzo inútil.

  1. La búsqueda de la verdad y la autodestrucción

La trágica ironía de Hamlet es que conocer la verdad lo destruye en lugar de salvarlo. Representa la obra “La ratonera” para demostrar la culpabilidad de Claudio, pero esta información lo conduce a un callejón sin salida. Esta situación es un reflejo trágico de las palabras de Sócrates: “Sólo sé que no sé nada”: cuanto más sabe Hamlet, más sufre.

Según el concepto de “Dasein” (ser-ahí) de Heidegger, Hamlet es un ser “arrojado al mundo”, y la búsqueda de sentido en este mundo lo consume.

  1. Ser “demasiado humano” como un defecto trágico

El defecto de Hamlet no es la arrogancia, como en las tragedias clásicas, sino ser demasiado humano. Es el prototipo del hombre moderno, que cuestiona el sentido de la acción y se ahoga en dilemas morales.

¡Qué obra de arte es el hombre! ¡Qué noble en su razón, qué infinito en sus facultades!(II.2)

Estas palabras celebran la grandeza del hombre, pero para Hamlet esta grandeza es también una maldición. Al igual que El mito de Sísifo de Camus, Hamlet es un héroe que busca significado en un mundo sin sentido.

El defecto de Hamlet es el defecto de la humanidad

El defecto trágico de Hamlet no es simplemente una debilidad de carácter, sino una tragedia de la conciencia humana. Es el símbolo del hombre moderno que piensa, cuestiona, pero por eso no puede actuar. Con este personaje, Shakespeare inmortalizó el conflicto del hombre entre la razón y la acción, el ideal y la realidad.

La tragedia de Hamlet es la tragedia del ser humano.