En “El viejo y el mar” de Ernest Hemingway, ¿tiene un significado existencial la lucha por alcanzar un objetivo incluso si no se puede lograr?
El viejo y el mar, de Ernest Hemingway, profundiza en una de las cuestiones fundamentales de la existencia humana: la relación entre la lucha y la búsqueda de sentido. La lucha épica de Santiago con un pez espada gigante no es sólo un esfuerzo físico, también representa las propias limitaciones del hombre, su relación con la naturaleza y su lucha por crear significado existencial.
El existencialismo y la creación de significado
La filosofía existencial, especialmente en las obras de Jean-Paul Sartre y Albert Camus, sostiene que los humanos no pueden encontrar un significado ya establecido en el universo, sino que ese significado es creado por las propias acciones y elecciones del individuo. La lucha de Santiago puede leerse como una poderosa metáfora existencial en este contexto. Si bien pescar es una meta material para Santiago, la cuestión real es su postura en el proceso para alcanzar esa meta. En consonancia con el principio de Sartre de que “la existencia precede a la esencia”, la identidad de Santiago está determinada por su determinación de luchar y la postura auténtica que muestra en este proceso, más que por si atrapa el pez o no. Aunque no puede alcanzar su destino, la continua búsqueda del mar por parte de Santiago es la forma en que define su propia existencia. Esto es, en sentido existencial, un reflejo del esfuerzo del hombre por crear su propio significado en un universo sin sentido.
Las palabras de Santiago “El hombre puede ser destruido pero no derrotado” cristalizan esta resistencia existencial. Aunque el pescado es devorado por los tiburones, la lucha de Santiago tiene valor en sí misma. Esto apunta a la capacidad del ser humano de construir su propio yo, independientemente de las consecuencias externas. Desde la perspectiva del existencialismo, luchar es más importante que alcanzar la meta; porque la lucha expresa la libertad y la voluntad del individuo de crear su propio significado.
Estoicismo y valor intrínseco
La filosofía estoica, especialmente en los escritos de Epicteto y Marco Aurelio, enfatiza que lo único que una persona puede controlar son sus propias actitudes y acciones. Las consecuencias externas —por ejemplo, si Santiago lleva el pescado al puerto o no— son, desde la perspectiva estoica, un asunto secundario. La lucha de Santiago con el pez es una aplicación de las virtudes estoicas (sabiduría, coraje, justicia y templanza). Mantiene su disciplina interior y su dignidad a pesar de la crueldad de la naturaleza, el agotamiento físico y la desesperación. Su respeto por el pez, su relación de igualdad con él como rival, refleja el principio estoico de vivir en armonía con la naturaleza.
Desde la perspectiva del estoicismo, la lucha de Santiago tiene sentido independientemente de que alcance la meta o no; porque el significado depende de su propia voluntad y postura moral. La destrucción de los peces por parte de los tiburones es un acontecimiento que escapa al control de Santiago, pero su deseo de volver al mar a pesar de esta pérdida es un ejemplo de aceptación estoica y resiliencia. En este contexto, la lucha adquiere un significado existencial como expresión de virtud interior más que de logro exterior.
Rebelión contra el absurdo y la falta de sentido
La filosofía del absurdo de Albert Camus se centra en la tensión entre la búsqueda de significado del universo por parte del hombre y la indiferencia del universo hacia esta búsqueda. En El mito de Sísifo de Camus, el castigo que recibe Sísifo de hacer rodar la piedra colina arriba es un símbolo de una lucha inútil; Sin embargo, Sísifo se rebela contra esta falta de sentido y crea su propio significado. La lucha de Santiago con el pescado ofrece un sorprendente paralelo a esta situación absurda. Sus esfuerzos por atrapar el pez se vuelven “inútiles” por la intervención de los tiburones; porque no hay ningún resultado tangible de su trabajo. Sin embargo, la capacidad de Santiago de mantener la esperanza y la determinación de luchar a pesar de esta derrota se hace eco del concepto de Camus de “rebelión contra lo absurdo”.
Camus sostiene que el héroe absurdo acepta la falta de sentido pero no se somete a ella. Santiago acepta la pérdida del pez, pero eso no le impide salir al mar. Su lucha es una expresión del esfuerzo del hombre por preservar sus valores y dignidad en un universo absurdo. En este contexto, luchar incluso si no se puede alcanzar la meta tiene un significado existencial desde la perspectiva del absurdo; Porque ésta es la manera que tiene el hombre de afirmar su propia existencia frente a la falta de sentido.
Naturaleza y humanidad: la dimensión universal de la lucha
La visión de Santiago del mar y los peces como compañeros y rivales, más que enemigos, revela no sólo la dimensión individual sino también universal de la lucha. En la obra de Hemingway, la naturaleza es un espejo que refleja las propias limitaciones y fragilidad del hombre. La lucha de Santiago con el pez es el proceso de confrontación del hombre con la naturaleza y por tanto con su propia realidad existencial. Aunque no se alcance el objetivo, esta confrontación es parte del esfuerzo del hombre por comprender su propia esencia y su lugar en el universo. Esto también toca el concepto de “ser” de Heidegger; porque la lucha de Santiago es su manera de cuestionar su propia existencia y experimentar el “ser ahí” (Dasein).
Una pregunta crítica: ¿Es suficiente la lucha?
A pesar de todos estos marcos filosóficos, el significado existencial de la lucha es cuestionable. Si la lucha conduce a un ciclo perpetuo de pérdida, ¿significa eso que uno se está consolando con una ilusión? En el contexto del concepto de Nietzsche del “eterno retorno”, ¿la elección de Santiago de zarpar cada vez es una forma de heroísmo trágico o un intento de cubrir su propio vacío existencial? Esto demuestra que el sentido de la lucha depende del individuo y puede no llegar a una verdad universal.