Libre albedrío y acontecimientos históricos: ¿Una ilusión en la novela de Tolstoi “Guerra y paz”?

La novela de Lev Tolstoi, Guerra y paz, no es sólo una epopeya histórica o la historia de personajes individuales, sino también un laboratorio de pensamiento que busca respuestas a las preguntas filosóficas más fundamentales de la existencia humana. La primera de estas preguntas es la naturaleza del libre albedrío y su posición en el flujo de los acontecimientos históricos. A lo largo de la novela, Tolstoi cuestiona el impacto de las acciones de los individuos en los procesos históricos y profundiza en si el libre albedrío es una ilusión en la gran narrativa de la humanidad. Al buscar una respuesta a esta pregunta, las tendencias deterministas de Tolstoi, su filosofía de la historia y los argumentos que desarrolló sobre los límites de la subjetividad individual merecen ser examinados bajo una lente filosófica.

La comprensión de la historia y el determinismo de Tolstoi

En Guerra y paz, Tolstoi sostiene que la historia está determinada por una red compleja e impredecible de fuerzas que son independientes de las voluntades individuales. Según él, incluso los “grandes hombres” como Napoleón no pueden dirigir el curso de la historia por sí solos; Por el contrario, son meros instrumentos de las circunstancias históricas. En los epílogos e interludios de la novela, Tolstoi desarrolla una filosofía de la historia claramente determinista: la historia humana es la suma de innumerables pequeñas acciones, coincidencias y dinámicas sociales, más que las elecciones conscientes de los individuos. Esta visión implica que el libre albedrío es una ilusión frente a los acontecimientos históricos, ya que el individuo no puede controlar las consecuencias finales de sus acciones.

Filosóficamente, el enfoque de Tolstoi se acerca al determinismo de Spinoza basado en una cadena causal o a la idea de Hegel de que los procesos históricos están guiados por una razón absoluta. Sin embargo, a diferencia de la comprensión teleológica de la historia de Hegel, Tolstoi niega que la historia sirva a algún propósito último. Según él, la historia es un flujo caótico y los roles de los individuos dentro de este flujo son exagerados desde sus propias perspectivas subjetivas. Por ejemplo, el avance de Napoleón sobre Moscú se explica por una combinación de soldados, personas y factores ambientales más que por su genio estratégico. En este contexto, el libre albedrío parece ser una ilusión, consistente en el significado que un individuo atribuye a sus propias acciones; En realidad, el individuo es un engranaje de la causalidad histórica.

Libre albedrío y perspectiva individual

Sin embargo, los personajes individuales de Tolstoi (Pierre Bezukhov, Andrey Bolkonsky, Natasha Rostova) están llenos de sus propias luchas y elecciones subjetivas, en desacuerdo con una narrativa que cuestiona la existencia del libre albedrío. La búsqueda de propósito en la vida de Pierre, la búsqueda de honor e ideales de Andrey o el ciclo de amor y arrepentimiento de Natasha refuerzan la sensación de que los individuos actúan por su propia voluntad. Esto crea una paradoja en la narrativa de Tolstoi: mientras que los acontecimientos históricos son independientes del control de los individuos, los individuos viven en sus mundos interiores creyendo en el libre albedrío.

Esta paradoja tiene sentido cuando se examina desde una perspectiva fenomenológica. Como sostienen pensadores como Husserl o Sartre, la conciencia humana se percibe como libre, y esta percepción define la experiencia existencial del individuo. El giro de Pierre hacia la masonería o la búsqueda de sentido de Andrey en la guerra es un reflejo de su creencia en su libre albedrío. Pero Tolstoi implica que esta percepción de la libertad individual pierde sentido en el contexto histórico más amplio. Por ejemplo, aunque el coraje o el miedo de los soldados en la batalla de Borodino pueden parecer producto de sus voluntades individuales, el resultado de la batalla es independiente de la suma de estas acciones. Esto sugiere que el libre albedrío es una realidad subjetiva pero una ilusión objetiva.

Libre albedrío y responsabilidad moral

La comprensión determinista de la historia por parte de Tolstoi también plantea la cuestión de la responsabilidad moral. Si los individuos son meros instrumentos de los acontecimientos históricos, ¿hasta qué punto son responsables de sus acciones? Según la filosofía moral de Kant, el libre albedrío es la base de la responsabilidad moral; El individuo es responsable de las consecuencias de sus actos porque puede elegir libremente. Pero en el mundo de Tolstoi, las elecciones individuales pierden su significado a la sombra de la causalidad histórica. Sin embargo, la novela toma en serio las luchas morales de sus personajes: las preguntas de conciencia de Pierre, el sacrificio de Andrey y el remordimiento de Natasha reflejan los esfuerzos de los individuos por actuar como agentes morales.

En este punto, el enfoque de Tolstoi puede conciliarse con un marco existencialista. La idea de Sartre de que “el hombre está condenado a la libertad” puede aplicarse a la situación de los personajes de Tolstoi: los individuos deben crear su propio significado a pesar de las limitaciones del determinismo histórico. Pierre encuentra paz en una vida familiar sencilla al final de la novela, lo que demuestra que el libre albedrío no siempre es capaz de cambiar los acontecimientos históricos, pero sí puede moldear el mundo interior del individuo. Esto sugiere que, aunque el libre albedrío puede ser una ilusión frente a los acontecimientos históricos, es una fuerza real en el proceso de construcción del significado de la existencia individual.

Libre albedrío: ¿ilusión o realidad?

La cuestión del libre albedrío en Guerra y paz de Tolstoi surge como una tensión más que como una respuesta definitiva. Los acontecimientos históricos están determinados por la interacción de innumerables factores, independientemente de la voluntad de los individuos; En este sentido, el libre albedrío es una ilusión objetiva. Sin embargo, el individuo se siente libre en su propio mundo subjetivo, y este sentimiento define su recorrido moral, emocional y existencial. En lugar de resolver esta dualidad, Tolstoi la entreteje en la trama de la novela: mientras la historia es un flujo que va más allá de los individuos, el individuo busca su propio significado dentro de ese flujo.

Filosóficamente, el enfoque de Tolstoi replantea el debate clásico entre el determinismo y el libre albedrío. El libre albedrío quizá no pueda cambiar el curso de los acontecimientos históricos, pero el poder de un individuo para moldear su propia identidad y su postura moral define su humanidad. El libre albedrío es así al mismo tiempo una ilusión y una realidad en el mundo de Tolstoi: una ilusión en el contexto histórico, una realidad indispensable en el contexto individual.