¿Steinbeck enfatiza la falta de solidaridad de los trabajadores en la novela “De ratones y hombres”?

De ratones y hombres, de John Steinbeck, explora las luchas existenciales y sociales de los trabajadores migrantes en los Estados Unidos de la época de la Depresión, resaltando de forma sorprendente la falta de solidaridad de los trabajadores. Esta deficiencia está en el centro de la novela no sólo como fenómeno histórico y sociológico, sino también como objeto de investigación filosófica. A través de la dialéctica individuo-sociedad, la tensión entre libertad y destino y el conflicto de la naturaleza humana entre egoísmo y solidaridad, Steinbeck retrata el fracaso de los trabajadores en unirse como una tragedia y un resultado inevitable del sistema capitalista.

La falta de solidaridad y la dimensión filosófica de la naturaleza humana

La falta de solidaridad de los trabajadores en la novela de Steinbeck refleja un profundo problema filosófico sobre el deseo de la naturaleza humana de estar juntos y su condena a la soledad. En el contexto del concepto de “ser” (Dasein) de Martin Heidegger, cada uno de los trabajadores vive una vida alejada de la auténtica socialidad, en las garras de sus propias preocupaciones existenciales (Sorge). Aunque la granja parece un espacio comunitario, en realidad es un espacio de “juntos-soledad” (una distorsión del Mitsein). En lugar de unirse en torno a un objetivo común, los personajes se rinden a la influencia individualizadora de la lucha por la supervivencia. Por ejemplo, la desconfianza de George hacia los demás trabajadores se hace eco de la idea de Sartre de que “el otro es el infierno” (L’enfer, c’est les autres); El otro es percibido como una amenaza o una competencia más que como un elemento de solidaridad.

En este contexto, la falta de solidaridad revela un aspecto trágico de la existencia humana: el hombre es al mismo tiempo un ser social (el zoon politikon de Aristóteles) y un ser prisionero de sus intereses individuales. Steinbeck encarna esta dualidad en la incapacidad de los trabajadores de desarrollar un sueño o una lucha común. El aislamiento de Crooks debido a la discriminación racial, la exclusión de Candy debido al miedo a la vejez y la soledad de género de la esposa de Curley demuestran cómo los vínculos sociales se rompen sistemáticamente. Se trata de una crítica a un orden social en el que los individuos están alienados unos de otros en lugar de estar unidos, contrariamente al ideal de Rousseau del “contrato social”.

El sistema capitalista y la tensión entre libertad y destino

Los trabajadores de Steinbeck parecen atrapados en las cadenas deterministas del orden económico capitalista. El desempleo, la pobreza y la inseguridad creadas por la Gran Depresión obligaron a los trabajadores a vivir una vida de movimiento constante, dependientes de trabajos temporales. Esto agudiza la tensión filosófica entre el libre albedrío y el destino. Aunque los trabajadores tienen el deseo de forjar su propio destino (por ejemplo, el sueño de tierras de George y Lennie), las barreras estructurales del sistema económico les quitan esta libertad. La falta de solidaridad, en este contexto, es resultado no sólo del egoísmo individual sino también de la supresión de la conciencia colectiva por parte del sistema al atomizar a los individuos.

El concepto de “alienación” (Entfremdung) de Karl Marx proporciona un marco poderoso para explicar esta situación. Los trabajadores están alienados del producto de su trabajo, de los demás y, en última instancia, de su propia humanidad. La estructura jerárquica de la granja (el autoritarismo de Curley, la competencia de los trabajadores entre sí) refleja una falta de “conciencia de clase” que inhibe la solidaridad. Como lo expresó tan conmovedoramente Crooks: “Un hombre no tiene necesidad de otro hombre”; Esto demuestra que la ideología individualista del sistema capitalista ha sido internalizada. Steinbeck describe este estado alienado de los trabajadores de una manera similar a la “dialéctica amo-esclavo” de Hegel: si bien los trabajadores se someten a la autoridad del amo (jefe), también ejercen una especie de dominación internalizada sobre los demás.

La solidaridad de George y Lennie: ¿Excepción o imposibilidad?

La amistad de George y Lennie brilla como un faro de solidaridad en el oscuro paisaje de la novela. Su sueño compartido —ser dueños de su propia tierra— encierra la promesa de un contrato social que recuerda la salida del “estado de naturaleza” de Hobbes. Pero esta solidaridad es al mismo tiempo frágil y excepcional. Otros trabajadores sienten celos o sospechan de esta conexión; Por ejemplo, la esposa de Curley ridiculiza el sueño. El trágico final de la novela muestra que esta solidaridad es insostenible ante la aplastante realidad del sistema. Esto apunta al concepto de “absurdo” de Camus: aunque el hombre intenta encontrar significado y conexión, la indiferencia del universo (o, en este caso, el orden social) frustra este esfuerzo.

El vínculo entre George y Lennie también puede leerse en el contexto de la “ética del otro” de Levinas. George tiene una ética de responsabilidad hacia Lennie; Sin embargo, esta responsabilidad se convierte en un sacrificio trágico frente a las normas sociales y las presiones económicas. La insostenibilidad de la solidaridad incluso en esta escala individual refuerza el énfasis de Steinbeck en cómo la solidaridad colectiva se ve socavada por obstáculos sistémicos.

La solidaridad como posibilidad política

Aunque Steinbeck enfatiza la falta de solidaridad de los trabajadores, también señala indirectamente las posibilidades políticas de la acción colectiva. La novela no ofrece una solución política clara como la sindicalización o la lucha colectiva; Pero esta ausencia funciona como una crítica. El fracaso de los trabajadores para unirse es un reflejo de la naturaleza del sistema capitalista que los condena al individualismo. Esto es similar a la contradicción del sistema que libera y encadena a los individuos, que Adorno y Horkheimer discutieron en la “dialéctica de la Ilustración”. Al describir la soledad y la desconexión de los trabajadores, Steinbeck obliga al lector a preguntarse si esta situación es inevitable.